Impactos del huracán Patricia en la costa sur de Jalisco | IIES

Impactos del huracán Patricia en la costa sur de Jalisco

Foto: Manfred Mainers

Impactos del huracán Patricia en la costa sur de Jalisco

Ráfagas de viento de más de 250 km por hora tocaron tierra el pasado 23 de octubre; el huracán “Patricia” llegó así a la costa de Jalisco, provocando graves daños tanto a las poblaciones costeras como a los ecosistemas de la región de Chamela, que conecta los puertos de Manzanillo y Vallarta. En el Km 59 de dicha carretera se ubica la Estación de Biología de Chamela de la UNAM. Durante décadas, académicos y estudiantes de los Institutos de Biología, Ecología y de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad hemos llevado a cabo numerosas investigaciones en dicha estación que aportan conocimientos sobre la biología de las numerosas especies presentes en esta zona cubierta principalmente por bosques tropicales secos, así como sobre los procesos ecosistémicos y las relaciones entre los grupos humanos y los ecosistemas.Lo que nos hizo atestiguar de manera directa los efectos que tuvo el huracán sobre esta región.

Un primer efecto a señalar son los daños sufridos a las instalaciones de la propia Estación de Biología Chamela establecida en 1971. El huracán causó daños arrancando ventanas de los edificios, así como volando algunos tinacos, calentadores solares y una torre de pararrayos. La biblioteca que alberga documentos de gran relevancia científica sufrió pérdidas de miles de volúmenes, algunos de ellos irrecuperables. Equipo e infraestructura científica diversos resultaron destruidos. Por otro lado en el bosque, una gran cantidad de árboles grandes se derribaron o fueron trozados en su tronco principal, en tanto que árboles pequeños y una enorme masa de bejucos yacen postrados por doquier. De un día a otro, el dosel del bosque se transformó de verde a gris, de lleno a vacío, generándose una gran cantidad de materiales que cayeron vivos y que eventualmente se secarán e integrarán al ciclo de nutrientes. Una semana después del huracán, cayeron lluvias intensas que detonaron el retoño de muchos árboles dañados, en pie o en el suelo; una mezcla de tercas respuestas de vida, duraderas o efímeras de ramas y troncos partidos. Ya los colegas biólogos y ecólogos se encuentran iniciado la evaluación del daño al ecosistema y de su capacidad de retorno en estructura y funcionamiento.

En relación con los habitantes de esta región costera y debido a que los medios de comunicación anunciaron con antelación que se acercaba un evento de alto riesgo, los pobladores pudieron tomar medidas y muchas familias fueron evacuadas y otras lograron refugiarse con parientes y amigos. Consecuentemente no hubo pérdidas humanas, lo que fue una buena noticia, aunque los poblados si sufrieron fuertes daños. Estos daños se relacionaron con la ubicación de cada localidad y su orientación respecto al movimiento del huracán. En la mayoría de las poblaciones en donde académicos de la UNAM hemos trabajado, los techos de hogares, escuelas, templos, tiendas, restaurantes y casas ejidales volaron. Dejando las construcciones expuestas a los efectos de la lluvia y la exposición directa al sol, causando pérdidas de muebles, aparatos domésticos y otras pertenencias de un gran número de familias.

La ayuda a las poblaciones ocurrió desde el momento que pasó el huracán. De acuerdo a información proporcionada por personas con quienes hemos trabajado durante años, el establecimiento de comedores comunitarios durante los primeros días tuvo un papel crucial. Sobre todo en localidades como Chamela en donde los destrozos a las casas fue tremendo. Fundaciones privadas repartieron láminas para reparar techos y dos semanas después del huracán, una brigada de la Cruz Roja de Jalisco (Centro de Acopio de Guadalajara) repartió en cuatro pueblos (ubicados a la orilla de la carretera costera y sobre los cuales ellos recibieron reportes de haber tenido fuertes daños), 1,170 despensas, 1,000 colchonetas, 146 juegos de cocina, así como papel higiénico y servilletas.

Cabe señalar que una semana después del paso del huracán, el Subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela anunció a través de los medios de comunicación, la existencia de un fondo de hasta 100 millones de dólares proveniente del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), así como de seguros privados y un bono especial, para apoyar a los damnificados en los estados afectados por el huracán. Lamentablemente y nuevamente, de acuerdo con información proporcionado por los habitantes locales de la zona aledaña a la Estación de Biología Chamela, la ayuda se ha limitado hasta ahora (principios de diciembre) a ofrecer a las personas oportunidades de empleo temporal para limpiar las calles de los pueblos. Desde la UNAM hemos estado solicitando a través de los medios masivos de comunicación que el gobierno federal proporcione los apoyos correspondientes y que no olvide tan pronto, su responsabilidad ante los afectados, ni ante la sociedad mexicana.

Este evento catastrófico, uno de los huracanes más potentes de la historia del planeta, representa una gran oportunidad de aprendizaje sobre el cómo responden los socioecosistemas a eventos extremos, y cuáles son los procesos de adaptación a los mismos. Pobladores locales, grupos de la sociedad civil, entidades de gobierno e instituciones académicas compartimos este gran reto; el desafío que viene es cómo trabajar en esto juntos.

 

Alicia Castillo / Horacio Paz

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