El maguey manso | IIES

El maguey manso

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El maguey manso

¿Quién no se ha deleitado con un vaso de aguamiel o disfrutado de un trago de buen pulque, ya sea natural o curado con las distintas frutas de temporada?. En Michoacán, el aguamiel y el pulque siguen siendo bebidas ampliamente consumidas y es posible encontrarlas con frecuencia en numerosos pueblos, así como en los mercados de la ciudad de Morelia. El aguamiel es la savia que se extrae de las plantas de maguey o agaves y que se consume fresca. El pulque es el resultado de un proceso de fermentación en el que la savia gana nuevos atributos en sabor, olor, color y textura. Los vocablos P´urhépecha para denominar un maguey o agave son: “akamba”, “teri” para el aguamiel y “urape” para el pulque. Los magueyes más comúnmente usados para preparar pulque en México son: Agave salmiana, A. mapisaga y A. americana. Pero no son las únicas especies utilizadas para producir esta bebida. En la región de la Meseta P´urhépecha y en la región de la Ciénega, al occidente del estado de Michoacán, existe un maguey de gran tamaño de color azulado-blanquecino, el cual ha sido poco estudiado y que sólo se le encuentra bajo cultivo, asociado a asentamientos humanos. Este agave es conocido como ‘maguey manso’ y ha sido descrito como la especie Agave hookeri. Recibe el nombre de maguey manso debido a que no presenta la condición cáustica de la planta al contacto con la piel, que causa escozor y que es muy común en otras especies de magueyes. Tal escozor se debe a la presencia de sustancias llamadas saponinas y cristales de oxalato de calcio, que son compuestos que producen las plantas que les permite, entre otras cosas, defenderse de herbívoros. El maguey manso fue domesticado posiblemente desde hace siglos, principalmente con el propósito de producir abundante savia para extraerla como aguamiel y elaborar pulque. Al maguey manso lo podemos encontrar cultivado principalmente como cerca viva para delimitar los campos de cultivo, en los estados de Michoacán y partes de Jalisco. Este maguey es muy parecido al ‘maguey bruto’ o ‘maguey alto’ (Agave inaequidens), especie que crece silvestre en los bosques templados de Michoacán, y en ocasiones cultivado. De hecho, las plantas de estas dos especies se les pueden encontrar entreveradas en las cercas vivas. El botánico Howard Scott Gentry, quien más estudió la clasificación taxonómica del género Agave, propuso que estas especies son muy parecidas y que posiblemente el ‘maguey bruto’ sea el ancestro silvestre del domesticado ‘maguey manso’. Desde 2011 en el laboratorio de Manejo y Evolución de Recursos Genéticas del IIES, realizamos investigaciones ecológicas, evolutivas y etnobiológicas con estas dos especies, con el fin de entender sus relaciones de parentesco y las condiciones que pueden ser propicias para su adecuado manejo. Nuestros hallazgos indican una escasez progresivo del maguey manso y por ello consideramos importante impulsar programas para su recuperación Durante los recorridos que hemos hecho en la región, pudimos apreciar y evaluar un descenso considerable en el cultivo de este maguey y un mayor desinterés por parte de la gente que lo mantiene en las cercas vivas, ya que algunas de sus poblaciones se han visto afectadas por la expansión de carreteras y la migración. Los pobladores han mostrado un interés por continuar con la producción de aguamiel y pulque a partir de esta especie. Históricamente otras especies como A. salmiana y A. mapisaga que han sido cultivadas ampliamente en otras regiones del país, tienen altos rendimientos, quizá por ello, están tomando el lugar del maguey manso y lo están desplazando en la producción de aguamiel.

Además de cultivarse en cercas vivas, el maguey manso también se cultiva en los huertos y como planta ornamental y algunos pobladores de la región P´urhépecha aún lo usan para producir fibras.

La domesticación del maguey manso se orientó a producir individuos de gran tamaño, con una menor cantidad y tamaño de los dientes de las hojas. Los dientes son las estructuras como espinas que se encuentran en los márgenes de las hojas. Así, la gente prefiere magueyes más grandes, puesto que darán más aguamiel y pulque y será más fácil el manejo de la planta al momento de extraer su savia. En las investigaciones que llevamos a cabo, es crucial comparar las estructuras florales de las dos especies. Sin embargo, son pocos los individuos de ‘maguey manso’ que hemos encontrado con quiotes o escapos, que son las varas largas que salen del centro del maguey y en donde se producen primero sus flores y después los frutos. La principal causa de ello es que en la mayoría de los individuos de maguey los quiotes son removidos para cosechar la savia, además, los escapos son preparados y consumidos como dulces. Eventualmente algunos magueyes son capaces de producir quiotes secundarios, incluso hemos llegado a ver flores y frutos en ellos, otros simplemente se escapan de ser usados y alcanzan su madurez. Luego de que a los magueyes se les extrae su savia, son abandonados y es allí donde emergen nuevas plantas pequeñas de maguey por propagación vegetativa, es decir al cortar el quiote, no hay flores, no ocurre la polinización, ni intercambio de información genética entre plantas, no hay frutos, ni tampoco semillas. Estas plantas pequeñas o plántulas son clones de la planta que ya fue usada, y son éstas las que conforman los nuevos cultivos. Tanto la propagación vegetativa y selección de plantas con características de interés para la gente que usa estos magueyes, así como la reducción en la población, ha tenido consecuencias importantes como la disminución de la diversidad genética del maguey manso. Este hecho resulta claro al comparar los niveles de diversidad genética del maguey manso con los que posee su posible ancestro silvestre, el ‘maguey bruto’, el cual se reproduce sexualmente, es abundante y presenta niveles altos de diversidad. Aun cuando presenta baja diversidad, consideramos que el ‘maguey manso’, al tener parentesco y coexistir con ‘magueyes brutos’ puede eventualmente cruzarse con este último y con ello aumentar su diversidad genética. La diversidad genética es crucial para el mantenimiento a largo plazo de una especie, en este caso el del maguey manso. Para el caso del agave tequilero, por ejemplo, el hecho de que los cultivos sean a base de propagación de clones determina que la diversidad de genes sea baja, y ello hace a este agave vulnerable para responder ante eventualidades climáticas y otras amenazas. Por ejemplo, la presencia de enfermedades pueden llevar al declive de poblaciones e incluso de toda la especie, al punto de la extinción, por eso es de vital importancia el mantenimiento de ciertos niveles de diversidad en especies como la de agave manso. La idea es que en el futuro nuestro trabajo científico pueda plantear estrategias de manejo y conservación, y con ellas también rescatar tradiciones y costumbres que permitan que sobreviva el agave manso y su diversidad genética.

 

Carmen Julia Figueredo Urbina

Ignacio Torres García

Alejandro Casas Fernández

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