Chiquitos pero maravillosos . . . | IIES

Chiquitos pero maravillosos . . .

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Chiquitos pero maravillosos . . .

Cuando pensamos en el suelo ¿qué imágenes vienen a nuestra mente? Quizás tierra, suciedad, hojas secas, piedras, lombrices, raíces, insectos, arañas y otros bichos. Pues sí, el suelo es la base de la vida y en él viven millones de bacterias, hongos, insectos, gusanos entre muchos otros seres vivos. Pocas veces nos damos cuenta de que están ahí porque algunos son tan pequeños que no se observan a simple vista, pero estos organismos juegan papeles muy importantes en la salud de los ecosistemas. En esta ocasión hablaremos de un grupo muy particular de microbios, los hongos micorrícicos arbusculares, ¿Mico…. qué? Suena como un trabalenguas y por eso ahora los llamaremos por sus siglas, HMA, ¿Te parece bien? Los HMA pertenecen al reino de los hongos que en latín se dice Fungi. Dentro de este reino forman un grupo (subphylum) separado llamado Glomeromycotina. Son microscópicos y sus esporas miden entre 0.01 a 2 milímetros, su cuerpo es como una bola de cabellos largos que se le llama micelio y cada filamento es muy delgadito, tan solo mide de 1 a 40 micras de ancho, pero puede extenderse varios metros en el suelo. Además, es transparente y por esta razón no lo vemos fácilmente, pues es casi invisible a nuestros ojos.

Este grupo de hongos es muy, muy antiguo y se cree que junto con los otro tipo de hongos ayudaron a las plantas a colonizar el medio terrestre, porque hace muchos millones de años, no había plantas terrestres, todas vivían en el mar. Nuestro planeta Tierra era muy distinto en un principio y con el tiempo la vida ha ido cambiando.

Así que cuando aparecieron estos hongos, hicieron equipo con las plantas acuáticas y las ayudaron a establecerse en la tierra, ayudándoles a obtener nutrientes. A este tipo de colaboración se le llama simbiosis, es decir, es una asociación íntima entre especies que se benefician mutuamente. Así los hongos y raíces se agruparon en estructuras llamadas micorrizas (myco = hongo, rhiza= raíz) que son como conglomerados de hilitos que salen de las raíces de las plantas cuando se relacionan con los hongos. Como es una relación simbiótica los dos organismos se dan algo mutuamente, así que la planta le provee al hongo carbono que obtiene de la fotosíntesis y el hongo a cambio le provee de fósforo y en algunos casos nitrógeno y agua. Por esta razón a las plantas les conviene tener a los hongos viviendo con ellas. Sin esta asociación los HMA no completarían su ciclo de vida y morirían de hambre.

Además, una vez que se ha establecido una relación de asociación entre la planta y el hongo, los HMA crecen a partir de la raíz que los hospeda (hospedera) y extienden sus delgadas hifas, como brazos que exploran el suelo. Esta extensión de sus hifas amplia el área de captación de nutrientes hasta 10 veces más que si sus bracitos se quedaran en un solo lugar. Además, como las hifas de los hongos son más delgaditas que las raíces más finas, estas pueden pasar entre los poros del suelo buscando nutrientes como el fósforo (que es su especialidad) para entregarlo a la planta que la hospeda a cambio del carbono.

Pero estos organismos no solo se encargan de alimentar a la planta. ¡No, señor! También cumplen otro papel ecológico importante que es mantener la estabilidad del suelo. Y ¿cómo hacen esto? Pues mientras ellos crecen en la búsqueda de nutrientes, van produciendo una sustancia muy pegajosa que adhiere las partículas del suelo a su paso. Este material pegajoso es repelente al agua lo que permite que las partículas del suelo se mantengan unidas por más tiempo evitando la erosión. A este proceso se le llama agregación.

¡Pero la historia no termina aquí! Estos agregados del suelo son como pequeños oasis microbianos, en el que viven comunidades de bacterias que se alimentan de esa sustancia pegajosa que es muy nutritiva, por lo que las bacterías son fuertemente atraídas. Y mientras la hifa crece y enreda las partículas del suelo como una gran red, las comunidades de bacterias quedan atrapadas dentro, como si fuera una casita en movimiento. De esta manera, cada “casita” o agregado de tierra, materia orgánica y bacterias almacena una buena cantidad de nutrientes que se va descomponiendo poco a poco y de esa forma se forma un suelo fértil y saludable ¡Increíble!

Pues bien, hoy sabemos que los hongos micorrícos arbusculares son un grupo de microorganismos del suelo que provee varios servicios en los ecosistemas. Ahora cada vez que miremos hacia el suelo tomemos conciencia que debajo de nuestros pies viven millones de bichos sin los cuales las plantas no podrían crecer sanas o los suelos no podrían ser fértiles. Cuidemos nuestros suelos y los microorganismos que ahí se encuentran.

Silvia Margarita Carrillo Saucedo
Enero de 2018

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