Mapa de Ruta Tecnológica de Energías Renovables

Como parte de las iniciativas derivadas de la Ley de Transición Energética para fortalecer la operación de los Centros Mexicanos de Innovación en Energía (CEMIE), la Secretaría de Energía, a través del Fondo de Sustentabilidad Energética, elaboró los Mapas de Ruta Tecnológica (MRT) para distintas energías renovables, incluyendo geotermia, energía del océano, solar fotovoltaica, solar térmica, eólica y bioenergía.

Los MRT son una herramienta de soporte en la planeación estratégica que permiten orientar la definición de proyectos e iniciativas enfocadas a fortalecer y generar las capacidades tecnológicas necesarias para el desarrollo sustentable de la industria de energías renovables en México, incluyendo aspectos de infraestructura, recursos humanos especializados, servicios tecnológicos, entre otros. Los Mapas presentan una serie de acciones estratégicas y habilitadoras que se consideran prioritarias para alcanzar la capacidad instalada establecida con una visión al 2030, así como un conjunto de actividades específicas propuestas para solventarlas, actores involucrados y plazos estimados para su ejecución.

El MRT de Biocombustibles Sólidos, se publicó con la participación del Clúster de Biocombustibles Sólidos, una iniciativa liderada por el IIES UNAM y con la participación de 15 instituciones y empresas, encabezado por el Dr. Masera Cerutti, supervisando su diseño.

Los biocombustibles sólidos como la leña, el carbón vegetal y los residuos agrícolas representan la forma mñas antigua de aprovechar la biomasa con fines energéticos. Sin embargo, su uso tradicional se asocia a problemas de eficiencia energética, salud y sustentabilidad, por lo que se debe promover su uso moderno como energía limpia que logre una mayor eficiencia, reduzca los impactos ambientales, disminuya la dependencia de recursos fósicles y favorezca el desarrollo rural.

Este MRT establece las metas de la bioenergía a diferentes tiempos futuros junto con las acciones de política pública necesarias para poder implementarlas, convirtiendose en un ejemplo interesante de cómo un trabajo científico puede orientar el proceso de diseño en las políticas públicas.